La innovación abierta es una estrategia corporativa cada vez más utilizada en el mundo. Básicamente tiene que ver con distribuir las capacidades. Haciendo el proceso más participativo, donde varias entidades busquen un mismo objetivo, ya sean empresas, la academia, organizaciones, etc.
Se estima que más de un 80% de los líderes de negocios a nivel mundial consideran la innovación abierta como un componente estratégico central. Más aún si consideramos que internet permite la colaboración a distancia a nivel global. “Implementar procesos de innovación abierta permite encontrar múltiples soluciones de alto valor agregado que podrían tomar mucho tiempo en ser creadas internamente. Es decir, es posible obtener resultados más rápidos y exitosos”, según explica Pablo Correa, CEO de INNK.
Para Conrad von Igel, director ejecutivo del Centro de Innovación UC, esta metodología se puede aplicar de múltiples maneras. “Por ejemplo, se puede invitar a muchos actores a responder un desafío, o bien, sumar a grupos relevantes para la empresa a un proceso conjunto de diagnóstico y solución. Además, se puede hacer scouting o buscar una solución que ya existe para desarrollar en conjunto”, comenta Von Igel, y agrega: “de esta forma, varias áreas de una compañía y sus socios estratégicos pueden contribuir en conjunto a promover nuevas formas de hacer las cosas y adaptarse a los cambios”.
¿Cómo estamos en Chile al respecto?
Correa considera que a nivel local aún tenemos una visión “ingenua” de este concepto. “Como si fuera la que va a solucionar todos los problemas de innovación de una empresa. Pero es mucho más compleja de lo que uno cree. Depende de saber identificar bien los desafíos, pero especialmente de cómo integrar e implementar soluciones externas a una organización. Hay que entender los factores políticos y culturales que están en juego y que muchas veces obstaculizan el éxito de proyectos provenientes de startups o proveedores”, indica el CEO de INNK, y agrega: “Otro de los desafíos que hay que considerar son los acuerdos legales y de propiedad intelectual, donde muchas veces se entrampan las partes”.
El académico de la UC es de una opinión similar. “En Chile, la innovación abierta hoy se desarrolla de manera incipiente, existe poca preparación formal y por ende, las compañías tienen dos alternativas: una es adaptarse previamente -hacer procesos paulatinos de apertura- o hacer proyectos complejos, donde pueden encontrar muchas dificultades en el proceso de innovación”, señala Von Igel, quien además indica que en el Centro de Innovación UC, buscan, justamente, generar una relación virtuosa entre los distintos actores del ecosistema.
Un buen caso de Innovación Abierta en Chile es TPA Challenge, un programa de innovación abierta desarrollado por el Terminal Puerto Arica (TPA), que los conecta directamente con su zona de influenza, integrando a esta entidad a la macro región andina, principalmente con el sur del Perú y Bolivia.
Diego Bulnes, gerente general de TPA comenta que es un proyecto, “en donde están inmersas diferentes formas culturas, diferentes formaciones, diferentes experiencias que aportan una mirada diferente al momento de analizar la industria”, dice Bulnes.
En la convocatoria llegaron más de 200 personas siendo 66% de los postulantes de nacionalidad peruana o boliviana, lo que demuestra el interés de estos países por desarrollar innovación en conjunto. Hoy estamos trabajando con 18 equipos lo que representa más de 60 personas de tres países. “A diferencia de otros programas de innovación abierta los emprendedores llegan con sus proyectos definidos, TPA Challenge es diferente, ya que genera desafíos, en los cuales los participantes deben estudiarlos, analizarlos y a partir de ahí generar sus ideas”, concluye Diego Bulnes.